La Luz en mi corazon: Capitulo 1 - Saga Maveirck 1: Unidos por el pasado

Capitulo 1 - Saga Maveirck 1: Unidos por el pasado

Lea

Capitulo 1

Central Park, Nueva York, Año 2009

Irina Morwellan, integrante de Sweets, el grupo sensación del momento, estaba en la ciudad. Miles de fans se habían reunido para conseguir captar una imagen suya. A Irina y a sus hermanas, Hilary y Giselle, siempre les había apasionado la música, y tres años atrás por fin se habían decidido y habían formado el grupo. En aquel entonces ella tenia 18 años, Hilary 19 años y Giselle 20, y no sabían como conseguir que algún productor musical se fijara en ellas.

Por suerte, su hermana mayor, Mandy, era la dueña de la importantísima cadena de televisión MS9, nombre que le había puesto en honor a sus hermanas ya que su significado era "Morwellan Sisters 9". Si, Irina era la más pequeña de nueve hermanas, por eso su nombre comenzaba por la novena letra del abecedario. Sus padres habían querido ser así de "originales". Pero la cuestión es que Mandy, se puso en contacto con una antigua compañera de la universidad que era productora musical en una compañía discográfica, y le envió su maqueta.

Poco después, se habían puesto en contacto con ellas para concertar una cita y hablar de negocios, y desde ahí, la popularidad del grupo había subido como la espuma. Después de que sacaran su primer disco, el cual arrasó en las listas de ventas y con el que consiguieron algunos premios, les habían llovido ofertas de todo tipo. Desde sesiones fotográficas, hasta apariciones en famosas series de televisión. Incluso les habían propuesto protagonizar una película en la que harían de ellas mismas.

Así que ahora se encontraba en la gran manzana. Había ido para una sesión fotográfica para la famosa revista Vogue. Giselle y Hilary, se habían quedado en Los Ángeles, en la casa familiar, para descansar después de haber pasado las últimas semanas ultimando los preparativos de su próximo CD, que saldría en breve a la calle. Irina se fijo en la multitud reunida, y se dio cuenta que cada vez llegaban más.

Todavía la sorprendía el echo de poder estar frente a tantas personas sin que le estallara la cabeza. Desde pequeña había podido escuchar lo que pensaban los demás, y eso le había causado muchos problemas, ya que a veces contestaba a preguntas que nadie había echo en voz alta. Además, estaban los dolores de cabeza. Algunos habían sido tan terribles que incluso se había desmayado. La primera vez que sucedió, solo tenia dos años, y su familia se había dado un susto de muerte al entrar en su habitación y encontrarla tirada en el suelo. Todavía recordaba las lágrimas y la angustia en el rostro de su madre cuando despertó.

Ese día, su padre había ido a su habitación y le había explicado algunas cosas, aunque no todas, recordó Irina.
- Porque oigo tantas voces cuando estoy fuera de casa, papi? - le había preguntado ella, con curiosidad infantil. Su padre la había sentado en su regazo y la había mirado con ternura -

- Nuestra familia es especial - le había dicho él - Nacimos con algunos poderes, que se desarrollan durante la infancia. - explicó al ver su confusión -

- ¿Como Doraemon? - había preguntado ella, con la cara sonrosada por el regocijo - Doraemon saca cosas de la bolsita de su barriga - había añadido. Su padre se había reído de eso, y le había acariciado el pelo cariñosamente -

- No. No como Doraemon. - Negó este.-

- ¡Pero yo quería sacar cosas de mi barriga como Doraemon! - exclamó ella haciendo un puchero.- Él tiene una hermana que se llama Dorami, y ella también puede sacar cosas de su tripita - divagó esta, como suelen hacer los niños de esa edad -

- Pero tus poderes son mejores - le había asegurado su padre, desviando su atención de la serie de dibujos animados -

- ¿Si? - Su padre había afirmado con la cabeza, haciendo que ella lo mirara con interés -

- Tu puedes leer la mente de las personas. - susurró, como si le contara un secreto - Puedes saber lo que piensan, aunque no lo digan en voz alta - Irina, abrió sus inocentes ojos verdes como platos -

- ¿Por eso escucho tantas voces? - le había preguntado ella. Y su padre había vuelto a asentir - Pero no me gusta este poder. Duele. - se quejó ella, llevándose la pequeña manita a la frente -

- Te voy a contar un secreto, ¿vale? - le había dicho él. Ella asintió entusiasmada por que su padre le confiara un secreto - Yo también leo las mentes. Como tú. - Había confesado él – sorprendiéndola -

- ¿Y te hace mucha pupa en la cabeza, también? - le había preguntado ella, acariciando reverentemente la frente de su padre, como si intentara quitarle el dolor. Su padre la había abrazado y besado la frente con ternura -

- Lo siento – dijo apenado - Tendría que haber estado más atento - murmuró, hablando casi para sí. Después la había mirado nuevamente a los ojos - No. No me duele. Y a ti tampoco te dolerá. Yo te enseñaré como hacer para que no te duela – le había prometido él. -

Y había cumplido su promesa, pensó Irina sonriendo con ternura al recordar a su padre. Lo adoraba. Desde ese día, él la había ayudado a bloquear las "voces" de su mente, para poder "escuchar" solo cuando quisiera.

Así, es como había podido realizar su sueño de ser cantante, y estar frente a miles de personas. Aunque en ocasiones, cuando el pensamiento era muy fuerte o la persona se encontraba demasiado cerca de ella, no podía hacer nada para acallar las "voces", se recordó.

En ese momento, vio como sus mejores amigas desde la universidad intentaban avanzar entre la multitud. Nunca había tenido amigas, hasta que las conoció. Era muy difícil tenerlas, cuando todo él tiempo "escuchaba" lo que pensaban de ella. Pero eso no pasaba con Brooke Gollen y Hailey Burdock. Ellas dos eran algo así como primas. Habían intentado explicarle su parentesco, pero se había perdido por la mitad de la explicación. Lo que si sabia era que por alguna inexplicable razón, no podía "oír" nada de ellas.

La primera vez que habían hablado, ambas la habían saludado con un beso en la mejilla, y para su sorpresa, no había pasado nada. Irina volvió a su habitación sin entender que había pasado. Así que al día siguiente se había sentado con ellas a comer para comprobar que no lo había imaginado. Y no lo había echo. A partir de ese día, eran inseparables. Hacia algunos meses que no las veía, ya que ellas vivían en Nueva York, y ella en Los Ángeles. Además, había estado muy ocupada con la grabación del CD, pero en cuanto se había enterado de que tenía que ir a Nueva York, las había avisado para que fueran a verla.

Y allí estaban, intentando avanzar entre la multitud. Brooke levantó la vista y la vio. Su cara se iluminó con una sonrisa. Paró en seco y un chico que caminaba detrás de ella la golpeó ligeramente. A Brooke no pareció importarle, porque se giró y le susurró algo a Hailey al oído. Esta última, levanto la cabeza y la miró directamente. Y le mostró otra sonrisa. Irina se la devolvió, y se dio cuenta de que el chico que había tropezado con Brooke, iba con ellas. Lo miró atentamente.

Era muy guapo. Alto y musculoso. Tenía el cabello tan negro como la noche, y sus ojos azules tenían un color tan exótico que le recordaron a las aguas del caribe. Perfecto para la portada de GQ o Playgirl. Pensó, con un poco de pesar, que debía estar saliendo con alguna de sus amigas. Se giró e hizo señas a los guardias para que los dejaran pasar.

*****

Jesse estaba de muy mal humor. Había regresado a casa para descansar después de su último caso, y en vez de eso, había tenido que acompañar a sus primas a Central Park, a que vieran a alguna famosa cantante que era amiga de ellas desde la Universidad.

Había querido negarse, pero había acabado cediendo finalmente a la petición de su madre. Cada vez que pensaba que en ese momento, podía estar en el jacuzzi de su casa con una copa en la mano, se ponía más furioso.

Debería estar relajándose en su casa, y no en Central Park intentando abrirse paso entre una multitud de personas que esperaba conseguir una imagen de alguna egocéntrica cantante sin una pizca de cerebro, pensó Jesse. Estaba tan metido en sus pensamientos que golpeó ligeramente a su prima Brooke, que se había detenido abruptamente. Esta se acercó a su otra prima, Hailey, y le susurró algo al oído. Ambas levantaron la cabeza y miraron hacia un punto en concreto. Jesse siguió su mirada y casi se queda sin aliento.

Había una chica que miraba a sus primas con una radiante sonrisa. Era preciosa. Alta y esbelta. Vestía una blusa blanca de manga corta que se pegaba a su cuerpo, y que combinaba a la perfección con los pantaloncitos cortos de color rosa, y las sandalias blancas de tacón. Por la espalda le caía una larga melena de rizos dorados que relucían por el sol. Y aunque todavía se encontraba a cierta distancia, se dio cuenta de que sus ojos eran de un verde tan brillante como el de las esmeraldas.

La chica, que también lo había estado evaluando, se giró hacia los guardias de seguridad y les hizo una seña para que los dejara pasar. La mirada de Jesse se endureció al darse cuenta de que se trataba de la cantante a la que habían ido a visitar sus primas. Era lógico, pensó sombrío, rubia, alta y preciosa. La típica apariencia de una famosa niña mimada. Sus primas corrieron hacia ella y Jesse decidió que no merecía la pena dedicarle ni un pensamiento más, así que la apartó de su mente y caminó hacia ellas.

Escucho como reía mientras sus primas se abalanzaban sobre ella, y se maldijo a si mismo por el cosquilleo que esa risa le había producido.

- ¡Estas preciosa! - escuchó que decía Hailey. Una gran verdad, aunque eso no compensé la falta de cerebro, pensó Jesse, llegando donde ellas. - Vosotras también - Respondió Irina sonriendo. Notó su presencia y lo miró con curiosidad. Después miró a sus amigas -

- ¡Ah! este es nuestro primo Jesse - le explicó Brooke. - Primo, repitió Irina para si, no sale con ninguna de ellas, pensó con regocijo. Puso su sonrisa más radiante y lo miró.-

- Irina Morwellan - se presentó ella. Y le tendió la mano - Por el rabillo del ojo, vio como Brooke arqueaba una ceja, aunque en sus ojos brillaba la diversión, al igual que en los de Hailey. -

- Jesse Burdock - le respondió él con desdén haciendo que sus primas lo miraran extrañadas. La expresión de Irina no mostró ningún cambió. Como si no se hubiera dado cuenta del tono que había empleado él. Seguramente era así, y su cerebro no daba para nada más que para ropa y maquillaje, se dijo, cada vez más irritado -

Irina retomó la conversación con sus amigas y lo ignoró. Estaban contándose lo que habían hecho durante el tiempo que no se habían visto, aunque su mente estaba en otra parte. Había estado feliz de ver a sus amigas. Y feliz al enterarse de que Jesse era su primo, pero no entendía la reacción que este había tenido un momento antes.

Ella había seguido con la misma expresión, fingiendo no darse cuenta. Pero si lo había echo y no entendía que había echo para causar que él mostrase su desagrado tan abiertamente. Luego había intentado "leerlo" y se había dado cuenta de que no podía hacerlo, al igual que con Brooke y Hailey. Sus pensamientos se interrumpieron, cuando una de las asistentes que le habían asignado en la sesión de hoy, se acercó.

- Señorita Morwellan - dijo, la joven llamando su atención - Me mandaron traerle un refresco. Hace mucho calor hoy. - añadió lanzándole una extraña sonrisa. -

- Muchas gracias - respondió Irina, que estaba lo suficientemente distraída como para no notar nada raro. Le sonrió, y observó como la chica se alejaba -

- Bueno... - dijo Hailey llamando su atención - Yo... uhm...- comenzó a decir nerviosa - me preguntaba..- se interrumpió de nuevo, apartando la mirada, avergonzada. Irina, que sabia lo que quería decir, acabó de beberse el refresco y la abrazó -

- Nate está bien - le dijo a su amiga al oído. Esta la miró. Haciéndole una pregunta con la mirada. Irina asintió. - Sigue soltero. - dijo, expresándolo con palabras, y Hailey suspiró aliviada. -

- Gracias - le susurró a su amiga. Y abrió los ojos como platos al recordar la presencia de Jesse. Se giró a mirarlo y se sintió aliviada al ver que el estaba concentrado observando trabajar a los guardias de seguridad. Es lo que tiene ser Agente Federal, pensó aliviada, siempre tienen que comprobarlo todo. Miró de nuevo a Irina, y se asustó al ver lo pálida que se había puesto de repente.-

- ¿Irina que pasa? - le preguntó Brooke, que también se había dado cuenta -

Jesse había estado observando como estaban organizados los guardias de seguridad. Era Agente del FBI, y siempre que tenia oportunidad se fijaba en como trabajaban otros agentes de la ley. Pero también estaba atento a la conversación que se llevaba a cabo cerca de él.

Tenía un oído muy fino, y había escuchado como Irina le hablaba a su prima, acerca de un tal Nate. Tendría que averiguar quien era ese chico, pensó sombrío. Mientras pensaba en como averiguaría quien era sabiendo solo el nombre, escuchó la voz alarmada de Brooke. En cuanto se giró, vio como Irina se desplomaba.

- ¡Irina! – Gritó Hailey –

Jesse actuó rápidamente, ni siquiera pensó. Sostuvo a Irina antes de que golpeara el suelo, y la recostó suavemente. De repente, todo se convirtió en un caos. Los fans congregados empezaron a gritar, al ver como su cantante favorita se desplomaba.

Algunos guardias de seguridad corrieron hacia ellos, y el resto se quedaron para intentar contener a la multitud que había enloquecido. Jesse, los ignoró a todos y se concentró en Irina. Le tomó el pulso y vio que lo tenia muy débil, maldijo mentalmente. No podía sanarla delante de tanta gente.

Tanto él como sus hermanos habían heredado de sus padres las habilidades de un guerrero, que era por lo que todos sus hermanos y él, eran agentes de la ley, y el poder de la sanación de su madre.

Brooke también poseía este último, ya que las madres de ambos eran gemelas. Pero en este momento no les servia de nada su don. No podían utilizarlo delante de tanta gente. Tendrían que esperar un momento más adecuado.

- ¡Que alguien llame a una ambulancia! – Gritó – ¡Rápido! – añadió, un momento después, al ver que se debilitaba por momentos -

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Espero que os halla gustado. XD

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